Primer Paramita: la generosidad, una inversión siempre segura
LA GENEROSIDAD es la primera de las Paramitas. El término paramita se traduce generalmente por perfección o virtud, pero su significado es más bien disciplina para el logro de la Iluminación.
La Práctica de Autocuración cuando habla de la generosidad enumera tres tipos: dar cosas materiales, dar protección y dar amor. De estas, se dice tradicionalmente que la más sencilla de practicar es la de dar cosas materiales. Aunque en nuestro primer mundo, el de los países ricos, nos cueste mucho dar cosas materiales, tal vez porque seamos muy pobres espiritualmente. En el budismo Mahayana se dice que si ni siquiera podemos dar, no estamos en el camino a la Iluminación y habla de dar en el sentido amplio de darse a sí misma.
Tomando las palabras de Walt Whitman: Cuando doy me doy a mí mismo.
Para un aspirante a Bodisatva cualquier oportunidad de darse, es motivo de gran alegría, en cambio para una persona ordinaria como nosotros, el que alguien nos pida algo nos produce una gran incomodidad, porque nos cuesta dar, sea dar algo material, sea dar protección y más aún dar amor.
En oriente las personas practican generalmente alguna forma de generosidad diariamente. Impacta ver como en Tibet, la gente muy humilde que no tiene nada, hacen ofrendas a los Lamas. Y la gente rica apoya y sustenta los Monasterios.
La generosidad es una virtud que cualquier budista, o cualquier aspirante a Bodhisattva, necesita desarrollar. La generosidad material que da soporte a los Maestros espirituales y a los Templos, Centros de Dharma y Monasterios, es la mejor inversión para el futuro. Una inversión que siempre produce beneficios.
por María Lopez Luengo